jueves, 18 de febrero de 2021

Miguel Palacios: moviéndose entre la sociología y la educación


Este venezolano vino al mundo un 8 de mayo del año 1978, en aquella Venezuela que muchos añoran y extrañan. Es el primero de una camada de dos varones y una nena del matrimonio de Emilio Palacios y Reina Ramos de Palacios.

Mis primeros años transcurrieron felices, viví una infancia que fue maravillosa, el país atravesaba aun las bondades económicas de la Venezuela Saudita. No había demás, pero teníamos lo necesario y lo suficiente para vivir decentemente.

Estudié desde el preescolar hasta tercer año de bachillerato en la U.E.N Teresa de Bolívar, en Charallave, de esa época son mis más hermosos recuerdos al lado de grandes compañeros y excelentes profesores: Carmen de Bolívar, Coromoto Acacio, Jazmín de Darwich, Hercilia Hurtado, Carmen Da Silva, Deborah Malaguera, entre otras, de las cuales aprendí a ser responsable, educado, prudente y dedicado. Resulté muy buen alumno en todas las materias, exceptuando educación física, donde siempre fui malo.

El resto de mi bachillerato lo cursé en el Francisco Tosta García, donde egresé como bachiller en Humanidades, por cierto, una anécdota interesante es que fui el único varón que se graduó en esa generación. Posteriormente estudie Filosofía, Teología y Sociología en la Unam.

Siempre he estado vinculado a la educación y la formación. Fundé y dirigí por 19 años el Grupo Teatral Yaríokune, del sector La Chivera de Charallave, por donde pasaron más de 200 niños y jóvenes de esa comunidad y comunidades vecinas, siendo ésta una de mis experiencias más hermosas y significativas.

Actualmente formo parte de la línea de investigación cultural Gestcultuy de la Unesr, donde nos dedicamos a la investigación y difusión de las manifestaciones culturales de la zona del Tuy, además pertenezco a la Directiva de la Asociación Amigos del Conocimiento, Asomicon, la cual se dedica a la preparación de las comunidades y empresas, a través de talleres de formación y seminarios de toda clase, recayendo en mi persona la responsabilidad del diseño de las mismas, su aplicación metodológica y asesoría.

Siempre he sido inquieto, no puedo estar sin actuar frente a las necesidades de las comunidades. Me califico como un entusiasta a carta cabal, convencido de que la verdadera y única revolución que debe y puede funcionar en Venezuela es la revolución cultural. Los educadores profesionales de este país estamos duramente golpeados en este momento histórico, creo que como nunca en la época republicana, nos hemos tenido que reinventar, vender chupis, ser taxistas o hacer tortas en casa para sobrevivir, pero luchando para que la sociedad esté ilustrada, preparada, consciente, solo de esa manera y en esa dimensión podemos ser agentes del cambio que se necesita.

Desde que mi amigo Oscar Vega comenzó este proyecto del Semanario Digital Somos del Tuy he acompañado esta iniciativa porque considero que los espacios para expresarse y denunciar deben mantenerse y defenderse, y en mi caso es humildemente, la oportunidad de contribuir semanalmente en la formación de nuestros apreciados lectores.

Por: Redacción

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