Las personas que me conocen saben que soy un hombre dedicado enteramente a difundir la cultura de seguridad, desde mis estados en WhatsApp, escribir para medios de comunicación y tener un programa de radio. Pertenezco a diversos grupos de seguridad en Telegram y WhatsApp así como también a varias asociaciones nacionales e internacionales (ASIS, AVES, ALAS).
Dentro
de estas organizaciones siempre se comparte con colegas ya que es muy necesario
el networking para mantenerse a la vanguardia, en varias ocasiones algunos
colegas me han solicitado consejos sobre tal o cual tema de seguridad, pero
recientemente un colega -que siempre se había dedicado a la protección de
personalidades- me contactó vía telefónica ya que le estaban ofreciendo la
Dirección de Seguridad de una reconocida cadena de retail, pero al no conocer o
no estar familiarizado con este sector quería que lo asesorara, ya que en la
entrevista final con la mesa directiva tenía que explicar en 15 minutos su
proyecto o, mejor dicho, tenía que explicar a la junta directiva para qué debe
servir en nuestros tiempos la seguridad en una organización. Sin pensarlo
mucho, acepté el reto. Este es el resumen de mi corta charla:
En
primer lugar, es necesario tener presente que la utilidad de una empresa se
mide restando los ingresos de los egresos (U
=I-E). Para efectos del balance, tanto importa vender más como ahorrar más.
Es allí donde la seguridad tiene un gran valor, porque todo lo que no se pierde
se ahorra.
El
segundo aspecto clave establece que la seguridad es una herramienta para
entender el entorno. Las empresas no son entes aislados de su realidad, al
contrario, están activamente inmersas en ella y son capaces de modificarla. Es
misión de la seguridad, estar en el aquí y en el ahora. Aquí encaja
perfectamente la máxima: quién no está en la realidad está fuera de ella y a
merced de ella. Ya el concepto de seguridad blindada no está vigente, resulta
más inteligente explorar el entorno y estudiar las amenazas que en algún
momento pueden actuar, antes que aislarse tras supuestas barreras de
protección.
El
tercer elemento tiene que ver con hacer el oficio rutinario y dedicado para
alcanzar los objetivos. En la seguridad el trabajo de hormiga se relaciona con
la permanente identificación y corrección de vulnerabilidades. Todos los días ingresa personal nuevo, se nos olvidan
los procedimientos, se deteriora la infraestructura o se dañan equipos. Toda
actividad en la organización, por muy pequeña que sea, puede ser una brecha que
abre la puerta a los riesgos o más bien una excelente oportunidad para revisar
y ajustar procesos que van a redundar en más y mejor seguridad. Depende de la
preparación y disposición del equipo para hacer su trabajo.
La
cuarta posición se vincula con la seguridad como instrumento de mitigación de
riesgos en la organización. Los bienes
patrimoniales y el recurso humano de una empresa son sus activos más valiosos,
por tanto, requieren ser cuidados con dedicación; una excelente manera de
hacerlo, es identificar los riesgos a los que se expone la organización y a partir
de allí, diseñar iniciativas para mitigarlos. Desde un ángulo estratégico la
seguridad es el mejor sistema para gestionar de manera eficiente y proactiva
los riesgos de un negocio.
En
quinto lugar se ubica una misión clave y determinante en el mejoramiento
continuo de los procesos de seguridad, lo que se conoce como la capitalización
del fracaso. A pesar de todas las acciones preventivas y de protección, es
inevitable que algunos riesgos se materialicen, generando pérdidas para la
empresa. La seguridad está obligada a estudiar en detalle las causas,
consecuencias e implicaciones de toda pérdida con el propósito de alimentar su
conocimiento y fortalecer los flancos débiles que condujeron al fracaso. En
seguridad los errores son muy costosos, por lo que aprender de ellos es una
excelente manera de evitar que vuelvan a ocurrir.
El
sexto punto de la seguridad lo he definido como anticiparse a las crisis. Una
de las ventajas de la seguridad basada en riesgos es que produce escenarios
probables en los cuales pueden materializarse pérdidas para la organización. En
este aspecto, la seguridad tiene un peso específico muy importante, porque de
ella depende el diseño, implantación, mantenimiento y actualización de los
planes de continuidad operativa y manejo de contingencias. Si bien, es
responsabilidad de toda la organización involucrarse activamente en los modelos
de anticipación de crisis, la gerencia de seguridad debe llevar proactivamente
todo el proceso. En este sentido, cabe
la conocida frase sobre gestión de riesgos; no se trata de predecir el futuro,
es prepararse para cuando llegue.
El
séptimo punto es la formación de cultura previsiva y resiliente en la
organización. Toda iniciativa de seguridad debe integrar la construcción de
cultura frente al riesgo. Se trata de la creación progresiva de consciencia de
previsión en la empresa. Es casi como insertar en la mente de cada quién la
capacidad de calcular las consecuencias de sus acciones y calibrar el nivel de
exposición a riesgos detrás de cada decisión tomada. De la misma forma, el
fortalecimiento de la cultura de seguridad implica la mejora en los índices de
recuperación frente a pérdidas, es esa virtud de rebotar inteligentemente de
los fracasos y que se denomina resiliencia.
Construir
organizaciones seguras no significa hacerlas invulnerables. Se trata más bien
de pensarlas como en su momento lo hizo Alan Watts, filósofo y teólogo
británico de principios del siglo XX, cuando escribió en su libro “La Sabiduría
de la Inseguridad” que “para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a
ella, sino incorporarla a uno mismo.” Es esta quizás la forma más sencilla de
entender una verdad que nuestra civilización de la tecnología y la razón se
esfuerza por complicar.
Twitter:
@seguridadtuy
Telegram:
t.me/seguridadvallestuy
Adolfo
M. Gelder
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